Si son capaces de apreciar un hermoso cielo estrellado a través de su ventana, deben saber que son afortunados. La mayoría de la gente no puede a causa de la contaminación lumínica.
La contaminación lumínica es el flujo luminoso proveniente de fuentes artificiales de luz que provoca el aumento del brillo del cielo nocturno, disminuyendo la visibilidad de los cuerpos celestes. Es un problema que afecta principalmente a las zonas urbanas, suburbanas e industriales. En Alemania, por ejemplo, más del 40 por ciento de los alemanes menores de 30 años jamás han visto ni rastro de la Vía Láctea a causa de la capa de luz artificial que existe sobre la mayoría de sus grandes ciudades.
“Esta capa se compone principalmente de luz directa: luz de farolas, de faros de auto, que se refleja tanto en las fachadas de los edificios como en la misma carretera”, explica Stephan Völker, profesor de Tecnología Lumínica en la Universidad Técnica de Berlín. “Pero también se forma una especie de atmósfera lumínica a causa de la contaminación atmosférica que flota en las ciudades: en las partículas de smog también se refleja la luz”.
Un problema latente
Según el Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México, las principales consecuencias de la contaminación lumínica son: reduce hasta en un 90% la cantidad de objetos celestes que se pueden observar a simple vista, limita la capacidad de observación de los telescopios profesionales, contamina el brillo celeste de la atmósfera, y tiene efectos directos en la salud humana, tales como dolores de cabeza, fatiga, ansiedad y estrés ante la sobre-exposición de luz o el uso de un tipo de luz con respecto a otra, según se ha demostrado en diversos estudios médicos. Además, claro, del gran gasto de energía que supone, en la mayoría de los casos innecesario en gran parte.
Por un cielo oscuro
Varias son las organizaciones sin ánimo de lucro que se han ido formando en países de todo el mundo para fomentar un mayor control de la contaminación lumínica, pero la mayor y de alcance más global es la International Dark Sky Association (IDA). Fundada en 1988 con el propósito de fomentar la concienciación sobre el creciente impacto de la contaminación lumínica en el mundo, esta organización no gubernamental con base en EE.UU. tiene como principal objetivo informar al público y a los líderes del gobierno sobre sus consecuencias negativas y las posibles medidas que se pueden tomar al respecto.
Desde entonces, la IDA no se ha quedado de brazos cruzados: en su eterna e internacional lucha para llamar la atención sobre la importancia de disfrutar de un cielo estrellado por las noches, la organización ha declarado 4 lugares del mundo especialmente idóneos para ver las estrellas como “Dark Sky Reserve”, o reserva de cielos estrellados: uno en Irlanda, uno en el sureste de EE.UU., y dos en Alemania, uno cerca de Berlín y otro en Renania del Norte-Westfalia (Westhavelland y Eifel, concretamente). En estos lugares se están tomando ya medidas entre las comunidades residentes para un iluminado urbano más sostenible y menos contaminante – medidas que podrían servir como ejemplo al resto del mundo.
Autora: Lydia Aranda Barandiain
Editor: Enrique López